







1Trois-Fontaines-l'Abbaye
Explora las ruinas de la antigua abadía cisterciense de Trois-Fontaines, construida en el siglo XII. Ubicada en el corazón de un magnífico parque de 7 hectáreas, este lugar invita a pasear en cualquier época del año. Un lugar ideal para recargar energías y hacer una pausa en la naturaleza. La magnolia que preside el parque está clasificada como Árbol Notable de Francia. Su floración, de mediados de abril a mediados de mayo, es siempre un espectáculo magnífico. El pueblo también marca el inicio de la famosa ruta de senderismo de los abismos. Esta escapada al bosque estatal de Trois-Fontaines revela los secretos de una vasta red de cavidades subterráneas.

2Maurupt-le-Montois
El pueblo de Maurupt-le-Montois aún conserva las huellas de la Primera Batalla del Marne, que tuvo lugar en septiembre de 1914 y detuvo el avance de las tropas alemanas. Allí se puede visitar una necrópolis nacional que alberga los restos de 515 soldados franceses fallecidos durante esta decisiva batalla. Frente a esta necrópolis nacional hay un monumento conmemorativo. Maurupt-le-Montois quedó destruido en un 90 % durante los combates. La iglesia del siglo XII, que no se salvó de la destrucción del pueblo, perdió su aguja y, aún hoy, carece de este elemento arquitectónico.

3Pargny-sur-Saulx
Al igual que Maurupt-le-Montois, el pueblo de Pargny-sur-Saulx no se libró de los estragos de la Primera Guerra Mundial. El municipio experimentó un importante auge económico en el siglo XIX con la fabricación de ladrillos y tejas y su industrialización.
Se construyeron varias ciudades obreras y una capilla. La capilla Sainte-Thérèse, construida en terracota, alberga hoy en día el Museo de la Teja y la Terracota, abierto en algunas ocasiones. Este museo está gestionado por la asociación Amigos de la Teja, que expone allí parte de su colección de tejas de terracota y accesorios para tejados.
